encima marcando estilo

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Vaya por delante que los artículos de prensa, también llamaos columnas por la forma, que se presentan en las publicaciones, me parecen como las páginas del diario o agenda personal de los que se ganan fama como escritores y últimamente cualquier otra fama. No me cabe ese honor, por tanto tranquilidad. 1 vez que me pidieron 1 de esos y se me ocurrió preguntar por qué a mí (creo que los diarios o agendas son casi 1 confesión y por tanto deberían nacer del deseo del sujeto y no tanto del encargo) me respondieron que tenía que ser yo porque se me entendía lo que escribía con solo leerlo 1 vez. Fue cuando era joven y como me gustó lo que me dijeron, no tanto lo que escribía con más o menos gracia, intenté seguir así aunque otra vez que me pidieron los mismos que escribiera direcciones y remite en sobres me pareció que se referían a escribir sin tachones ni faltas de ortografía. Me parece por tanto que la letra y la colocación de las cosas que sean son mi fuerte, pero eso apenas se gana leyendo mucho. Otra vez que intercambié impresiones con 1 sujeto plomizo que sin embargo era el preferido del editor de la revista penosa en la que yo también colaboraba (he conocido lo peor del ramo de 1ª mano, más como fotógrafo, pero también he sustituído a periodistas que se ponían o estaban enfermos y tapao huecos diversos con cualquier improvisación) me confesó ser consciente de que lo suyo no lo leía nadie, ni el propio editor, y que por tanto daba igual lo que escribiera siempre que fuera mucho. Volvemos a lo mismo, creo que siempre he sido lector y que ésa es mi principal debilidad, aunque no me lo esperaba. Cuando hubo protestas en los medios de comunicación viejunos, no solo de periodistas y de la antigua #SOSTelemadrid, que siguen en la brecha con dignidad inquebrantable, entre los comentarios de sus colegas haciéndose eco en los digitales, al fin y al cabo del mismo gremio, qué menos, han destacao en las menciones a los esquiroles, siempre de las secciones hipertrofiadas de deportes y las estrellas o estrellitas con sueldazos por encima del 1.000.000 €, y luego el reconocimiento de que no solo no eran periodistas, sino que algunos de estos desertores de las sotanas y comunicadores autonombraos no sabían ni redactar 1 SMS, que antes hasta se jactaban en los programas dedicaos a las nuevas tecnologías en TVE, ni Internet, ni móvil ni nada, y se habían ido a Miami a comprarse 1 casoplón. Después -12.000 #empleo directos pulverizaos, a la papelera, y el antes próspero sector de la propaganda prácticamente desaparecido en combate en diversas oleadas, la última del -20%, podrían empezar a reconocer que la suya ha sido la apuesta francamente equivocada y, lejos de querer que se recuperen o que les ayuden o que se hagan más leyes de censura que protegen semejante bazofia hueca y podrida, pues parecen ser los seriales de éxito y retransmisiones de eventos deportivos de pago lo que protegen, me refiero a la bosta sudorosa del sillón ball, tanto derroche tecnológico y de recursos económicos que encima han perdido en inversiones suntuarias mejor que desaparezcan. Se agarran como lapas a las piedras, pero sus mangantes que apuestan por la ignorancia y la molicie a clavos ardiendo con que los cambios drásticos tienen que hacerse graduales como cuando les preparan la colchoneta en los saltos, pero a lo largo de la historia, si no quieren que les miente la palabra cultura y todavía tengan que ir a la mesilla de noche a sacar su pistola, las más de las veces son instantáneos y hasta el energúmeno más renombrao queda obsoleto cuando se ve que lo suyo no vale nada, aunque sean los últimos en reconocer que están haciendo ridículo espantoso con sus saltos con menos gracia que los sapos a los charcos y poco más, pero ya no engañan a nadie ni pueden dar pena, ni menos a quienes nos hemos esforzao por no ser como sus lerdos venidos a más y hemos prosperao por la senda del conocimiento.